El Golf y las Personas - Psicologia del Deporte

31.07.2015 19:32

En tanto y cuanto el Golf es un deporte, es una actividad humana y por tal sujeta a todas las vicisitudes del alma. Pero, es el golf solo un deporte o es también, una pasión, una adicción, un arte, la “joie de vivre”, una ilusión, un padecer?.

Este deporte, el primero jugado en la luna, el tercero jugado en el mundo después del foot-ball y el básquet, practicado por celebridades que depositaban en él lo mas secreto de sus vidas, es para muchos otros un cautiverio atrayente y apacible, el deporte que puede dar sentido a sus fines de semana y aún a toda su semana.
El golf es un deporte que tiene una profusa y variada historia, tanto en origen como en su desarrollo y su perfeccionamiento.
De todo esto podría dar testimonio el pueblo etrusco, que como sabemos poseían aquel nivel de inteligencia que los caracterizó no solo por su alto nivel científico y por su arte, sino también haber descubierto la “magia del golf”.

Pueblos de todo el mundo lo juega. Atrapa tanto a los jóvenes como a los adultos y maduros. Hombres y mujeres compiten con el palo, la pelota, el hoyo, los vientos, las temperaturas, sus propias habilidades e inconvenientes, sus factores personales favorables o discordantes, sus triunfos y sus fracasos, sus ilusiones y sus “broncas”,... todo esto dentro de uno de loas más hermosos paisajes en los que el golf es necesariamente jugado. Paisaje natural que tiene la compañía de un público que sigue como ninguno al deportista.
Un público digno, respetuoso, solidario y afectivo que se siente también atrapado en la red fantástica que el golf regala a manos abiertas.

Múltiples y necesarios son los factores que debe poseer aquella persona que anhele jugar al golf. Factores que deben estar integrados en forma estable y siempre activos. Entre muchos otros están la precisión, la atención, la percepción global (tanto interna como externa), el cálculo perceptivo-energético, el equilibro físico nacido de una leve distorsión corporal, la respiración articulada, el momento del golpe ( consecuencia de un alto nivel de integración de estos factores), su estado físico en general y por último el estado psíquico saludable.
Otros factores tendrán que ver con su vocación, su capacidad de aprendizaje, su “holding” para soportar el error de calculo, su alternativa introversión, su gusto por el placer, su voluntad, sus habilidades específicas, el gusto por lo natural, sus pensamientos, su espiritu deportivo, sus posibilidades de “desestrezación” durante la “caminata” de un hoyo a otro hasta alcanzar la meta. Punto nunca final, de un deporte que soporta sobre si, un andamiaje, una constelación, de los más profundos y disímiles factores de personalidad.

Desde hace mucho tiempo y trabajando en Psicología Clínica aplicada al Deporte, he podido observar, evaluar e interpretar estos factores de personalidad integrados a diversos deporte entre los que figura el golf..
Por supuesto que cada persona responderá al golf acorde con su “back-ground” histórico y determinado por múltiples y originales procesos de individuación, lo que deberá tenerse en cuenta cuando se analiza e interpreta la intima relación de un deportista con “su deporte”. Ambos conforman una identidad indisoluble de naturaleza dialéctica que permiten inferir y respetar a cada ser humano como lo que es, alguien único e irrepetible en este Universo.

Estas características personales únicas nos permitirán acercarnos a un jugador “amateur” de golf que consulta según el “estrictamente” por su ansiedad ante cada “golpe”. Este sentimiento perjudica a su calidad de aprendizaje. En una ocasión señala: “lo que siento ante cada golpe es como una cuestión de vida o muerte, no logro saber porque es tan dramático”.

En realidad sigo todas las instrucciones de mi maestro y a pesar de esto no logro vencer la ansiedad. Creo que algo debe estar ligado a otra cosa pero no me doy cuenta”. Pablo (nombre de ficción para preservar la identidad de esta persona), mantiene una buena relación con su profesor. Pablo dijo: “se parece a mi padre en muchas cosas”.

Pablo comenzó a aprender a jugar al golf por que heredo de sus padres una casa en un country de la provincia de buenos aires en la que hay una cancha de golf. En su historia personal existen muchas muertes; la de su hermana cuando el tenia cinco años de edad, la de su madre cuando el tenia ocho años, fallecida de una enfermedad incurable y más recientemente la de su padre en un accidente de coche, el “inexplicable” Pablo se separo de su mujer hace tres años en función de que (según su explicación), ella no lograba quedar embarazada. En un momento pensaron adoptar un niño, pero su mujer se negó.
Pablo dice: ”el matrimonio no fue logrado”- “mi madre no logró sobrevivir a su cáncer” – no logramos tener un hijo”, “yo mismo no logré recuperarme de tantos golpes”.

Quienes estamos acostumbrados a escuchar más allá de lo que oímos, podemos con la facilidad que nos brinda la experiencia y las teorías, darnos cuenta que además de otros datos significativos que sirvieron para sostener y armar su “ propia novela familiar”; resulta significativo el uso reiterado de dos palabras que conforman una especie de “leit-motiv” en su discurso: logro y golpe.Hasta este momento Pablo no toma conciencia de sus “muletillas”.
Como uno de los métodos éticos más efectivos para conocer profundidad a los seres humanos es escuchar atentamente sus palabras con sus ultimas y resonantes asociaciones, espero hasta que Pablo se “de cuenta de que esta hablando. Pero...toda espera tiene su recompensa. Esta llegó un día en que Pablo dijo: ”yo no logro recuperarme de tantos golpes”. El mismo expresa en un santiamén todas las perdidas sufridas.

El día en que pudimos asociar su ansiedad a estos accidentes, fue un día de gloria. Pablo dice “ah, ahora me doy cuenta de mi culpa....yo jugando al golf y ellos muertos....que usos diferentes de la tierra!!!!!.
Su sentimiento de culpa, es este caso naturalmente inconsciente y manifestado como ansiedad psicomotriz, le impedía logar el golpe que le permitiría acceder al éxito. Para su profundidades tener éxito por permanecer vivo.
Es esta una típica y singular situación personal en la que el deporte, por supuesto no cualquier deporte, por supuesto no cualquier deporte, sirve de “soporte” a una estructura psicológica en la que un conflicto afectivo se halla irresuelto afectando el aprendizaje efectivo del mismo.
He aquí un modelo original en la que el golf, mostrará glamorosamente la íntima relación de lo inconciente con los valores afectivos y éticos de toda persona que lo juega.

Por supuesto que, como señalamos anteriormente, el golf significa para cada golfista una constelación particular y personal ligada al placer que el mismo sustenta y provee a todos aquellos que lo pueden ubicar más allá de un conflicto y que conforma parte de su vida como un compañero inseparable al que se le debe la más pura fidelidad.

(2da. parte)


Como sugerimos en el articulo anterior, escribir sobre personas que juegan al golf es escribir sobre una de las formas de la pasión humana. Si bien son diferentes las manisfestaciones de este apasionamiento acorde con las estructuras internas de personalidad de cada jugador, teniendo en cuenta que cada persona responde al mundo y a si misma en forma particular y singularizada; un rasgo común al golf es el efecto cautivador que este deporte ejerce sobre todos y cada uno de los que lo practican.

Como tal, el deporte del golf responde a una forma del arte (del antiguo griego, “artao”: unión de partes- etimológicamente cercano a la palabra”símbolo”, arrojar juntos).Pero al mismo tiempo, es un deporte( del latín”distraere”: sustraerse al trabajo).De este modo podríamos suponer que todos los deportes serian solo placer, pero esta definición la habremos de reservar específicamente para la categoría “amateur”, ya que cuando el deporte es realizado profesionalmente, un grupo alto de otros valores-entre los que la responsabilidad ocupa un elevado nivel-conforman el espectro de su estructura. Aquí el deporte es también un trabajo. En el golf, como en otros deportes, encontramos tanto al arte, en tanto placer, como al trabajo, en tanto responsabilidad. De hecho, todos los deportistas, comportan una cierta y determinada cuota de ambos aspectos, ordenados por las misma características del deporte como de quien lo practica.

De las motivaciones internas y externas que actúan en la practica deportiva hablaremos en un cercano futuro. Pero hoy....Hoy, nos ocuparemos de un estilo de personalidad que calificaremos de “exitosa”. El éxito también podría incluirse dentro de una de las tantas pasiones humanas.
En virtud del particular perfil de este original deporte, he considerado la necesidad de ponderar ciertas funciones que caracterizan históricamente su estructura. Estas, acorde con
mi experiencia profesional, las he podido agrupar en:

-Estructura neurológica
-Estructura muscular
-Estructura emocional
-Estructura afectiva
-Estructura intelectual
-Estructura aptitudinal
-Estructura potencial
-Estructura psico-social
-Estructura ético-normativa

Todas ellas, sin duda, merecen una particular y detenida explicación, que haremos en otra oportunidad. Las misma servirán de base para poder articular, tanto teórica como prácticamente, un estudio de los” jugadores de golf”. Personalidad que se diferencia notablemente de la de otros deportistas.
Como señalamos anteriormente, cada deportista depositara en su actividad aspectos íntimos de su personalidad.
El deporte, así será “un lugar sagrado” que sostendrá en su estructura todas las proyecciones de las personas que lo jueguen.

A esta altura de nuestro trabajo considero convenientemente que, ya que hemos hablado de personalidad propongamos una definición del término. A tal efecto, consideré muy conveniente a nuestros propósitos la definición que de personalidad nos brinda Allport(l986): “La personalidad es la organización dinámica, dentro del individuo, de aquel los sistemas psicofísicos que determinan sus ajustes únicos a su ambiente”.

Términos éstos que merecen particulares aclaraciones, las que iremos haciendo en sucesivos artículos.
Teniendo en cuenta esta definición nos acercamos a una persona que consulta sobre sus inconvenientes para lograr “tener un éxito absoluto y continuo cuando juega”.
Proyecto que, desde el vamos, nos parece imposible, ya que cuando jugamos a lo que sea, aun el significativo juego de la vida, siempre vamos a ganar algo o vamos a perder algo.

La misma realidad nos muestra esta báscula de pérdidas y ganancias en todos los ordenes de nuestra existencia. El saber perder y el saber ganar requieren de un continuo interjuego donde la experiencia nos brindará el marco de referencia para nuestra calidad de vida. ¿ Por que anhela tener un éxito continuo?, fue la primera pregunta que le hice a Federico (nombre figurado). ¿Cree que esto es posible?, fue la segunda. Y así sucesivamente; fueron las preguntas las que en cada oportunidad iban abriendo un espectro de situaciones históricas; ilusiones y proyectos que configuraban la realidad psicológica de este hombre ya maduro, padre de cuatro hijos, casado con una profesional y que posee un bienestar económico al que otorga gran importancia y el que teme perder a cada instante, ya que, según él: ”mantenerse en este país es tener un éxito más allá de la misma tierra”.

“Llegar a ser mejor” es el principal objetivo de Federico. Llegar a ser el mejor en todo: en su matrimonio, en su profesión( abogado), “en las instituciones a las que pertenezco, con mis amigos”( soy el que siempre paga las comidas, no sé por qué). “ En todos los deportes que jugué fui siempre el mejor”, señalo la primera vez que nos vimos. La obvia pregunta fue: ¿cuántos deportes practicó?. Una larga lista aparece: remo, tenis, algo de esgrima, karate, pato ( que practicó durante su adolescencia), fútbol, rugby, y algunos de” menor importancia, como el ping-pong, básquet, hand-ball”.

A esta altura uno puede preguntarse si esto es posible; si no sería, acaso, alguna confabulación o una expresión de deseos, o una fantasía ó, en última instancia, algún tipo de verdad. Por supuesto que ser el mejor en todos estos deportes sería una suerte de verdad perteneciente a otra organización dinámica. A los efectos de corroborar ciertas hipótesis que generalmente nos planteamos los psicólogos en nuestros trabajos y que sirven inicialmente de guía; utilizamos ciertos tests, algunos clásicos, otros contemporáneos, que nos ayudan en nuestra tarea de investigación (del latïn “investere”: seguir las huellas). Uno de estos tests fue el que valúa la capacidad de liderazgo y fue notable el altísimo nivel que Federico se asignó en todos los ítem que lo configuraban. Estos aspectos y otros “detalles” extraídos desde las entrevistas nos permiteron acceder a que el sistema de pensamiento de Federico estaba organizado enfáticamente alrededor de ciertos entre los que se destacan, la dignidad, la perfección, lo hipermoral, lo único, las exigencias sociales, el prestigio, el nivel de los demás y el propio, el estatus. Todos estos valores le permitían vincularse con su medio ambiente dentro de una configuración demasiado exigente, en la que todo”debe ser la mejor calidad”. Por supuesto que si algunos de estos factores no se encontraban, Federico, o bien desvalorizaba la situación o el lugar, o bien lo aceptaba a regañadientes según fuera o no necesario para sus conveniencias personales o profesionales.

Un mundo así es, por lo general, casi imposible de encontrar. Los seres humanos no somos perfectos sino perfectibles. A Federico esta idea le parecía definitivamente “repugnante” (según sus propias palabras).
Hoy admite que no “ le queda otro remedio que jugar al golf”.Trasladados estos valores al golf, este deporte se le torna”imposible”y “angustiante”.

Esto nos lleva a otra dimensión: el deporte como un lugar de salud. Teniendo en cuenta estos aspectos – que denominaremos “superyoicos” de la personalidad de Federico, cualquier deporte pasa a ser un lugar de ansiedad, de impotencia, de desagrado, de imposibilidad. Merece aclararse el término “superyoico”. Demonio Superyó (desde una psicología clásica), a una parte de nuestra estructura psíquica, en la que se encuentran reservadas las leyes, normas, reglas, prohibiciones, que nos ayudan a mantener cierto equilibrio interno y externo, permitiéndonos adaptarnos a ciertas situaciones que se nos plantean como posibles o no. Por supuesto que esta estructura psíquica es demasiado poderosa, impedirá el libre desempeño de nuestra creatividad, espontaneidad, libertad, etc.; mostrándose así una personalidad rigida, extremadamente formal, altamente competitiva, dura conceptualmente, no abierta a los cambios o nueva información. En general, este tipo de personalidades no pueden sentir libremente el placer de un deporte, o simplemente, el placer de vivir plásticamente y en un mundo que de continuo cambia.
Para que una persona pueda realizar tantos deportes, creo que debería, o bien tener un físico privilegiado o bien haber vivido varias vidas, ya que tarea semejante ocupa mucho tiempo.

La pregunta que le hice fue: pero, ¿realmente Ud. hizo todos estos deportes? Federico responde seriamente: “ Bueno, todos no, pero conozco todas las reglas y normas que regulan a estos deportes. Conozco sus estructuras y los nombres de casi todos los campeones. Le pregunto por qué a los campeones solamente y responde:” Por que sólo estos son dignos de mencionar”. La palabra “dignidad” resonó en las entrevistas demasiadas veces. Federico realmente es una persona altamente moral y estos valores deben ser revalorizados en un mundo que como en este, en la “debacle” de fin de siglo, muchas verdades significativas y profundas se han perdido o por lo menos no aparecen con la asiduidad con que algunas personas las esperan. Seria interesante mencionar que Federico es el único hijo de un ex – juez y educado dentro de un estilo de rigurosa religiosidad y con conductas controladas y muchas veces castigadas según Federico señala, más allá de lo necesario. Todos los deportes “practicados”, algunos en su fantasía intelectual, servían de compensación a la sociedad en que vivía.

Si leemos bien, observaremos que todos los deportes mencionados son deportes de naturaleza grupal. Deportes de equipo. Con estos compañeros imaginarios jugaba Federico en las largas tardes de soledad en su provincia del sur de nuestro país. Con aquellos compañeros “ yo siempre ganaba. Fue asi que llegué al golf. Con el golf no compito con nadie, nadie me puede ganar. Con el golf puedo ser perfecto. El golf me permite mostrar a los otros quién soy. El golf no es para mi un deporte solidario, siempre estoy acompañado de quienes me admiran. ¿ Será el golf el hermano que nunca tuve, o como Ud. me dijo una vez ( según lo expresado en una sesión de trabajo), una continuación de un mandato paterno?¿Habrá golfistas que son felices?. ¿Da el golf algún otro tipo de alegría?”

Todas estas preguntas conforman una organización en la que Federico se pregunta “más allá” del mismo deporte. Federico se pregunta sobre la felicidad, sobre la alegría, sobre el placer, sobre otras formas de ser, sobre el origen de alguna angustia de su vida.

El golf, visto desde este ángulo, puede modificar el estilo de vida de una persona que lo desea y que posee recursos para ser de otro modo.¿ Y quién no posee recursos para ser de otro modo? Uno siempre puede aprender de lo que esta vida nos da.

Quisiera cerrar este articulo con cuento chino que hace algún tiempo leí, que me parece tiene mucho que ver con los tiempos de aprendizaje para vivir.