Por qué dejar de beber refrescos

10.07.2015 09:44

Piense en ello. Después de realizar un esfuerzo, puede tener ganas de beber un refresco o una cerveza bien fría, pero verá que estas bebidas no ofrecen una satisfacción tan intensa como la que proporciona el agua. El agua es un placer supremo cuando realmente se tiene sed, igual que cuando tenemos hambre, por ejemplo, durante un largo paseo por la montaña, el bocadillo de salchichón que llevamos en la mochila nos parecerá lo mejor del mundo aunque, una vez en casa y retomado el ritmo habitual, no le prestemos la menor atención.
Además, al beber agua reducirá el consumo del resto de sustancias nocivas que se encuentran en las bebidas con gas, empezando por:

  • El ácido fosfórico, que interfiere en el metabolismo del calcio y causa osteoporosis y un debilitamiento de los dientes y los huesos.
  • El azúcar, factor clave de la diabetes, enfermedades cardiovasculares, inflamaciones crónicas, artrosis y cáncer.
  • El aspartamo, del que existen más de 92 efectos secundarios relacionados con su consumo, como los tumores cerebrales, la epilepsia, la fragilidad emocional o la diabetes.
  • La cafeína, que provoca temblores, insomnio, dolores de cabeza, hipertensión, desmineralización y pérdida de vitaminas.

Y eso por no hablar de la acidez de la cola, que resulta desastrosa para los dientes. ¿Se ha dado cuenta de que los dientes están ásperos después de beber un refresco de cola? Es más ácido incluso que el zumo de limón. Tanto que podría utilizarse para limpiar las monedas de metal (pruebe a poner una moneda sucia de 50 céntimos en un vaso con un refresco de cola durante media hora). El esmalte de los dientes se vuelve poroso y se vuelve amarillento grisáceo si se bebe con frecuencia.
Con toda la lista anterior de desastres parece innecesario hablar de los efectos en la obesidad: el consumo de bebidas gaseosas, sobre todo en los niños, aumenta el riesgo en un 60 %. No hay ninguna buena razón para darle a sus hijos bebidas gaseosas, salvo que quiera que:

  • aumente el riesgo de diabetes.
  • aumente el riesgo de cáncer.
  • crearles una dependencia al azúcar.

Si quiere un buen consejo, tanto para su salud como para su economía, tome nota de éste: no deje que ninguna bebida azucarada cruce la puerta de su casa.
Vuelva a beber agua. Empiece el día bebiendo un buen vaso, incluso antes de desayunar. Le hará un gran regalo a sus riñones, que trabajan tan duro durante todo el día para limpiar la sangre. Estarán más sanos, más limpios y se sentirá más en forma.